Descripción del proyecto

TOC: Trastorno obsesivo compulsivo

OBSESIONES

El fenómeno obsesivo consiste en la intromisión persistente e indeseable de contenidos psíquicos (pensamientos, imágenes, impulsos, ideas) en la mente. Esta intromisión se siente como dominante, la temática puede parecer absurda y se experimenta una fuerte tendencia a oponerse a ella. La persona considera los contenidos como intrusos ajenos a su personalidad, y a pesar de que no los acepta, los siente como parte de su propia actividad mental.

Es habitual que ante estos contenidos de tipo intrusivo se produzca una resistencia y la persona se esfuerce por eliminar de la mente el incesante e indeseable torrente de pensamientos o imágenes, lo cual resulta muy complicado y el esfuerzo que conlleva produce fatiga y una dificultad para prestar atención a las tareas de la vida cotidiana.

El sujeto aquejado de obsesiones cree con frecuencia que la desaparición de estos fenómenos anómalos depende de su propia voluntad, lo que le presiona aún más en su lucha interna.

TEMÁTICA

Las principales cuestiones sobre las que se centran las obsesiones son las siguientes:

  • Religiosas: blasfemias, sacrilegios, condenación, el más allá.
  • Metafísicas: el infinito, el espacio, el tiempo.
  • Sexuales: imágenes consideradas obscenas.
  • Agresivas: miedo a agredir a los demás, ocasionar la muerte de seres queridos.
  • La contaminación: la suciedad.
  • La seguridad: cerrar la puerta, los grifos, el gas, etc.
  • El orden: de los objetos, la simetría, la precisión.
  • Los números y sus operaciones: sumas, multiplicaciones, etc.
FORMAS MÁS FRECUENTES DE PRESENTACIÓN

Dudas obsesivas

Es la forma más común. A la persona afectada le invade una continua incertidumbre sobre si ha llevado a cabo una determinada acción, no confía en el testimonio de sus sentidos ni en su memoria. Así, por más que se compruebe una y otra vez la realización de un hecho concreto, la duda reaparece constantemente.

La persona no está segura de haber desconectado algún aparato eléctrico, cerrado el gas, el agua del cuarto de baño, la puerta, ser correcta la dirección de envío de un email, etc.

Fobias impulsivas

Consiste en el miedo desmesurado a llevar a cabo una acción contraria a la propia voluntad. El acto es considerado por el sujeto como rechazable, conforme a sus principios morales o sentimientos, o le parece ridículo. Este fenómeno lleva inherente la cualidad de poder ser realizado, por lo que el sujeto puede vivir de una manera torturante la sensación de extrañeza que supone albergar dentro de sí tales pensamientos y la posibilidad de llevarlos a cabo.

Es habitual que los pacientes describan miedos irracionales a dañar a sus hijos con objetos punzantes, a arrojarse desde una altura o ante el paso del tren, a decir una blasfemia en voz alta mientras se encuentra en algún lugar o acto religioso, a romper objetos de arte cuando visita museos o actos tomados como ridículos como cantar o bailar en situaciones que implican seriedad o formalidad.

Se entiende, que al ser tal la naturaleza de estos sentimientos, los sujetos los guardan para sí mismos y no siempre los expresan espontáneamente.

Trastorno obsesivo compulsivo

¿Tiene con frecuencia imágenes, pensamientos o impulsos no deseados?

¿Hay algún acto físico o conducta que sienta que debe hacer para evitar o reducir la angustia que le producen estas imágenes, pensamientos o impulsos?

¿Estas experiencias o conductas le han causado alguna vez problemas importantes con sus amigos o familiares, en el trabajo o en otros contextos?

Si ha respondido afirmativamente a las tres preguntas es muy posible que se encuentre ante un trastorno obsesivo compulsivo (TOC).

El TOC se caracteriza por la existencia de ideas, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que la propia persona reconoce como no deseados. Estas ideas generan un gran malestar que el paciente intenta neutralizar o suprimir con otros pensamientos o acciones (es lo que se llama compulsión).

Las compulsiones se repiten una y otra vez como forma de reducir la angustia que generan las obsesiones. Se trata de comportamientos (lavarse las manos, ordenar, comprobar las cosas) o actos mentales (rezar, contar, repetir palabras en silencio) que el sujeto realiza como respuesta a una obsesión o de acuerdo con reglas que ha de aplicar de manera rígida. Los rituales se convierten en algo que el sujeto no puede dejar de hacer

Podemos distinguir tres clases de rituales compulsivos:

  1. Preventivos: la conducta se lleva a cabo con la intención de prevenir que suceda algo terrible a la propia persona o a algún familiar o bien cualquier cosa negativa. Se anticipa que va a pasar algo a fin de evitar lo peor y prevenir que pueda ocurrir.
  2. Propiciatorios: el objetivo en este caso no es prevenir algo negativo, sino que ocurra algo positivo. Por ejemplo, si tengo un examen y quiero aprobar tendré que hacer un baile, si quiero ganar el partido tendré que ponerme calcetines de diferente color. Se trata de hacer algo para propiciar un bienestar o algo positivo.
  3. Reparatorios: se realizan con la intención de “reparar” después de haber sucedido alguna cosa terrible para no sentirse en peligro. Están orientados al pasado, por algo que ha ocurrido. Por ejemplo, ante el temor a estar contaminado, lavarse las manos.

Para poder hacer un diagnóstico formal de TOC, las obsesiones o compulsiones deben requerir mucho tiempo (ocupar más de una hora diaria) o causar malestar y deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

Es importante poner de manifiesto que el TOC se sostiene sobre una lógica distinta a la ordinaria pero que no se trata de un absurdo: en realidad, se basa en una lógica coherente.

Es sano procurar no ensuciarse o lavarse después de haberse ensuciado, pero es insano lavarse durante horas ante la duda de si se ha tocado algo sucio y, tras haberse lavado a conciencia, seguir dudando de si es suficiente y ser impulsado a lavarse de nuevo. Sin duda es sano antes de acostarse controlar que las puertas, los grifos y el gas estén cerrados, pero es un problema despertare varias veces por la noche y volver a comprobarlo todo.

La lógica del TOC se basa en el hecho de que lo que es correcto y sano se convierte, a través de una repetición exasperada, en una auténtica tiranía de lo absurdo: de lo lógico se llega, por exceso, a lo ilógico. Y es que, todo en exceso, puede ser un veneno.

INTERVENCIÓN

No podemos persuadir a un paciente a eliminar sus obsesiones o a detener la ejecución de sus rituales a través de explicaciones racionales. La mejor estrategia consiste en pedirle que realice mejor el ritual, sugiriéndole un método más efectivo para satisfacer sus necesidades. La terapia debe seguir la lógica que está en la base de las ideas y la acciones del paciente. La gran resistencia al cambio del TOC es que el control funciona: el paciente lleva a cabo un control tan bien conseguido que no puede dejar de hacerlo.

La intervención terapéutica en el TOC debe focalizarse en las tres soluciones intentadas habituales que alimentan el trastorno, es decir, en los intentos de gestión del malestar que el paciente lleva a cabo:

  • La estrategia de la evitación: los afectados de TOC tienden a evitar todo lo que los espanta, aquello de lo que han de defenderse y con lo que deberían enfrentarse. La estrategia de la evitación alivia momentáneamente el miedo, pero al mismo tiempo confirma la peligrosidad de la situación evitada. Las evitaciones reiteradas incrementa el trastorno hasta estructurarlo en una auténtica fobia.
  • La demanda de seguridad, ayuda y protección: la petición constante de seguridad y ayuda a las personas más próximas, si bien en un primer momento hace que el sujeto se sienta protegido, más tarde confirma su incapacidad de gestionar de forma autónoma la situación, lo que tiende a empeorar el problema en vez de aliviarlo. Destacar que no todos los sujetos con TOC manifiestan esta modalidad de gestión disfuncional: una parte no se fía de los demás y prefiere mantenerlos alejados.
  • La ejecución de rituales preventivos, propiciatorios y reparadores.

Por último, señalar que las modalidades de intervención terapéutica pueden distinguirse en dos grandes clases: lo que ocurre durante el diálogo terapéutico y lo que se prescribe al paciente fuera de la consulta a modo de tareas para casa: es decir, pautas que hay que poner en práctica en el período que transcurre entre una sesión y otra y cuyo objetivo es lograr que el paciente modifique los actos que alimentan el trastorno y descubra cómo salir de él.

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