Las conductas adictivas ( alcohol, drogas, etc…) se encuentran extraordinariamente extendidas en nuestra sociedad pasando en muchas ocasiones encubiertas en forma de hábitos sociales. Pero ¿cúal es la causa o causas que se encuentran tras esos comportamientos? ¿que es lo que puede afectar a tanta cantidad de personas?…

Podemos decir que en general es el dolor, un profundo e intenso dolor emocional que pasa desapercibido y que se muestra en forma de ansiedad intensa que tiene que ser aliviado a veces de forma impulsiva, incontrolable.


A lo largo de nuestra vida especialmente en los periodos más vulnerables ( infancia y adolescencia) podemos llegar a vivir situaciones que resultan desbordantes, ante nuestras capacidades de afrontamiento de modo que podemos llegar a establecer una asociación muy solida entre sentir y sentir dolor, de modo que se activan mecanismos psicológicos de protección con la finalidad de disminuir la intensidad de los sentimientos, después probablemente no volveremos a recuperar nunca más la plena capacidad para sentir.

Esto posteriormente se manifiesta como un vacio, un anhelo de intensidad en el vivir, de algo que no podemos conseguir, con nuestros sentimientos atenuados por el miedo o una ansiedad de naturaleza que nos parece desconocida, así ante este sentimiento podemos llegar a encontrar en ocasiones de modo evitativo o fortuito cualquier cosa que “llene” ese vacío. Así pues encontramos “cosas” que nos dan un respiro temporal , a las que nos agarramos como a un madero en un mar de desesperanzas y sin las cuales creemos que nos ahogaríamos como náufragos.
¿Cuales son las consecuencias de cualquier proceso adictivo? En el alcoholismo por ejemplo se puede ver perfectamente todo el conjunto de daños que una adicción causa: deterioro orgánico, sufrimiento familiar, destrucción de lazos sociales y algo que pasa desapercibido pero que está en el trasfondo del daño más profundo.
El uso de una sustancia adictiva sustituye como una muleta la propia capacidad de enfrentarse al mundo emocional, así un adolescente tímido utiliza el alcohol como desinhibidor de su miedo. Después y por qué resulta fácil lo sigue haciendo, pasados 20 o más años abandonar el alcohol supone encontrarse de golpe con su mundo emocional de los 14 años y eso le aterroriza. Asi pues esto explica porque un porcentaje minúsculo de los adictos al alcohol o a cualquier otra cosa pueden liberarse de ello, por qué hace falta un reaprendizaje en el vivir tus sentimientos y un desarrollo de capacidades que antes no tenía.
La ayuda terapéutico en las adicciones se hace por tanto esencial, ya que ayuda a reconocer la existencia de un problema y afrontar la inmensa, difícil y esperanzadora tarea de los cambios necesarios para afrontar la vida.